La llave entre Benfica y Brujas ya prometía a un equipo cenicienta en los cuartos de final de la Champions League y en el duelo de ida los portugueses sacaron ventaja del marcador por 0-2. La consigna de las águilas lusitanas era finiquitar la serie en casa y el Brujas no metió ni las manos en el Estadio Da Luz.
A los tres minutos, el Benfica ya quería cerrar el pase a la siguiente ronda. Joao Mario llegó al área y a la altura de la línea del área chica anotó de taquito en lo que era un golazo. Sin embargo, estaba en fuera de lugar y no subió al marcador.
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Las ocasiones de los portugueses siguieron llegando; Florentino falló una clara, Joao Mario de nuevo tuvo una frente al arco que el Brujas detuvo en la línea y Otamendi la mandó fuera.
Benfica ya tenía esa sensación de fallar mucho y que Brujas podía marcar, aunque llegó un contragolpe de los locales por banda derecha con una escapada de Gonçalo Ramos que mandó el balón al área, lo controlo de muy mala manera Rafa Silva, pero supo resolver y con una tremenda definición de tres dedos marcó el primer gol del partido para que el global fuera de 3-0 a favor del Benfica.
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Cuando el reloj estaba a punto de dictar el final del primer tiempo, de nuevo apareció Gonçalo Ramos con un doble recorte en el corazón del área rival y mandó a guardar la esférica a las redes del Bruja con una gran obra de arte y poner el global 4-0.
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La fiesta de Gonçalo Ramos
Con el partido prácticamente definido, Gonçalo Ramos volvió a la carga para marcar un doblete y ser el portugués más joven en marcar un doblete y dar una asistencia en un partido de eliminación directa de Champions League, lo hizo con 21 años y 260 días. El global en ese momento ya se encontraba 5-0.
Gonçalo Ramos invitó a su fiesta a Joao Mario, quien convirtió de penal una falta al minuto 70 y el séptimo llegó poco antes del final. David Neres aprovechó el desorden defensivo y el desánimo del Brujas para marcar el quinto del partido y el séptimo de la serie para poner el 7-0 en el global.
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Brujas no dejó el casillero en cero y pudo despedirse con un golazo gracias al exquisito golpeo de Bjorn Meijer para el 7-1 definitivo.