El FC Haka atraviesa una de las semanas más duras de su historia. Apenas días después de que el equipo descendiera a la segunda división del futbol finlandés, un incendio provocado destruyó parte de su estadio Tehtaan kenttä. El fuego comenzó la noche del pasado domingo y se propagó con rapidez, mientras los bomberos intentaban controlar el siniestro.
Al día siguiente, el recinto amaneció con tribunas quemadas, estructuras reducidas a cenizas y el césped sintético afectado. La combinación del descenso y el incendio representó un profundo golpe tanto en lo deportivo como en lo emocional para Valkeakoski, una ciudad de poco más de 20 mil habitantes.
Tres menores fueron los responsables del incendio
La policía confirmó que el hecho no fue accidental, sino provocado. Tres adolescentes fueron identificados como responsables y uno de ellos, de apenas 15 años, confesó haber iniciado el incendio. Debido a que los tres están por debajo de la edad de imputabilidad en Finlandia, es muy probable que no enfrenten cargos, algo que claramente generó sorpresa y enojo entre la afición.
El presidente del FC Haka, Marko Larsson, expresó la preocupación del equipo ante la magnitud del daño y la necesidad de apoyo para salir adelante: “Es evidente que no necesitábamos esto, eso está claro. Ya hemos recibido mucha ayuda de la gente y seguiremos necesitando apoyo en el futuro. Aún no hemos evaluado el coste de los daños, pero es probable que sea significativo”, declaró.
La reconstrucción del Tehtaan kenttä será un enorme desafío económico para el club que ya estaba lidiando con la presión e impacto del descenso.
Una temporada para el olvido en un equipo histórico finlandés
Haka FC terminó la temporada con 17 puntos, ubicándose en el fondo del Grupo B de la Veikkausliiga y perdiendo su lugar en la primera división. El descenso marcó el cierre de una triste campaña para una institución acostumbrada a logros importantes.
El Haka ha ganado nueve títulos de liga, doce Copas Nacionales y participó en cuatro ediciones de Champions League a comienzos de los años 2000. Es un símbolo para Valkeakoski, donde la identidad de la ciudad está muy ligada al equipo que ahora enfrenta un doble reto: reconstruir su estadio y rearmar un proyecto deportivo que le permita volver a máxima categoría.


