Durante la conferencia matutina del pasado 3 de diciembre, Claudia Sheinbaum habló sobre el aumento al salario mínimo y el avance hacia la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales.
Acompañada del Secretario del Trabajo, Marath Baruch Bolaños, la presidenta destacó que este cambio es uno de los compromisos centrales del nuevo gobierno y que su desarrollo se ha construido mediante diálogo con trabajadores, empleadores, sindicatos y especialistas.
El Gobierno Federal confirmó que la transición hacia la semana laboral de 40 horas será paulatina y se apoyará en estudios nacionales e internacionales. Tras el anuncio, surgieron dudas sobre el pago de horas extra bajo el nuevo esquema, por lo que la administración aseguró que se trabaja en un modelo claro que evite confusiones y mantenga intactos los salarios.
¿Cómo se pagarán las horas extra con la nueva reforma?
Según lo aclarado, esta reducción no implicará recortes de sueldo ni de prestaciones. En cuanto al esquema de horas extra, se explicó que se mantendrá un límite de hasta 12 horas adicionales por semana, distribuidas en un máximo de 4 horas por día, esto sin exceder las 12 horas totales entre jornada ordinaria y extraordinaria.
Las primeras 9 a 12 horas extra, dependiendo de cada fase de implementación, deberán pagarse al doble del salario por cada hora. En caso de requerirse trabajo adicional, hasta un máximo de 4 horas más por semana, estas se cubrirán al triple.
De acuerdo con las autoridades, el objetivo es evitar abusos y asegurar que la reducción de jornada no afecte la productividad ni los ingresos de las personas trabajadoras.
¿Cuándo entrará en vigor la jornada de 40 horas?
De acuerdo con la Secretaría del Trabajo, la implementación será gradual a partir de 2026, año en el que el Congreso de la Unión analizará y aprobará la reforma. Durante este periodo, empresas y centros laborales deberán ajustar turnos, horarios y estructuras operativas.
El plan establece que a partir de 2027, la jornada semanal se reducirá dos horas por año, hasta alcanzar las 40 horas semanales en enero de 2030. Esto busca facilitar la transición sin afectar los procesos productivos.