Después de casi una década sin ganar en Anfield, el Manchester United volvió a celebrar un triunfo en el Clásico de Inglaterra al imponerse 2-1 al Liverpool por la fecha 8 de la Premier League. Los goles de Bryan Mbeumo (2′) y Harry Maguire (84′) sellaron una victoria de enorme valor para el equipo dirigido por Rúben Amorim, que sumó tres puntos fundamentales ante el vigente campeón.
El partido tuvo todos los ingredientes de un clásico: intensidad, polémica y definición sobre el final. El United mostró una versión sólida, equilibrada y efectiva, capaz de resistir los embates de los locales y golpear en los momentos justos para romper una racha que se extendía desde 2016, la última vez que habían ganado en el histórico estadio de Anfield.
Mbeumo abrió el camino desde el vestidor para el Manchester United
Apenas a los dos minutos de juego, el conjunto visitante dio el primer golpe. Bryan Mbeumo aprovechó una asistencia de Amad Diallo y definió con precisión para poner el 1-0 a favor del United. El tanto silenció el estadio y marcó el ritmo del encuentro desde el arranque.
El gol obligó al Liverpool a adelantar líneas. Los dirigidos por Arne Slot (vigente campeón inglés) presionaron con insistencia, buscando empatar a través del dominio territorial y la velocidad de sus extremos; sin embargo, se toparon con la figura del guardameta Senne Lammens, quien respondió con seguridad en los momentos más exigentes, además del travesaño que le negó el tanto al conjunto local en más de una ocasión.
Durante la primera mitad, los Red Devils mantuvieron el control del balón en sectores clave, con Bruno Fernandes y Casemiro como ejes en la recuperación y salida. Cada avance del Liverpool fue respondido con orden y transiciones rápidas por parte del visitante.
El primer tiempo concluyó con la ventaja mínima para el United, que mostró disciplina táctica y efectividad en su esquema ofensivo.
Gakpo igualó para Liverpool, pero Maguire fue el héroe del Manchester United
El segundo tiempo trajo nuevas emociones. El Liverpool intensificó su presión y logró la igualdad al minuto 78. Cody Gakpo empujó el balón; el 1-1 devolvía la esperanza a los locales y parecía que el impulso anímico los llevaría a la remontada.
Pero el United no se resignó. Apenas seis minutos después, al 84′, apareció el defensor Harry Maguire, quien se elevó en el área y conectó de cabeza un centro preciso de Bruno Fernandes para colocar el 2-1 definitivo. El tanto del zaguero inglés selló una noche histórica para los de Rúben Amorim y terminó con casi diez años de frustración en el clásico.
Tras el gol, Amorim realizó ajustes tácticos para mantener la ventaja. Ingresaron Leny Yoro, Mainoo y Sesko, reforzando la defensa y el control del mediocampo. El Liverpool, en tanto, apostó por los ingresos de Jeremie Frimpong, Curtis Jones y Hugo Ekitike, pero no logró romper la estructura visitante.
Los minutos finales fueron de máxima tensión. El Liverpool generó varios tiros de esquina consecutivos, ejecutados por Dominik Szoboszlai y Cody Gakpo, aunque la defensa del United se mantuvo firme hasta el silbatazo.
El resultado no solo significó tres puntos, fue un impulso emocional para un Manchester United que vuelve a sonreír después de años de irregularidad en los clásicos. Con esta victoria, el conjunto de Amorim alcanzó los 13 puntos, quedando a dos del Liverpool y a seis del líder Arsenal.
En la tabla general, el United se posiciona noveno con un registro de cuatro triunfos, un empate y tres derrotas, recuperando terreno en una liga que mostró gran paridad en las primeras jornadas.
Por su parte, el Liverpool sumó su tercera derrota en el torneo, quedando con 15 puntos, producto de cinco victorias y tres caídas. A pesar del revés, los de Slot mantienen presencia en los primeros puestos, aunque el revés en casa ante su máximo rival genera dudas en su solidez defensiva.