Suena el teléfono; el número es desconocido, pero parece local. Al contestar, una voz firme y amable te alerta sobre un problema urgente: un cargo no reconocido, un paquete retenido o una oferta irresistible. Podrías estar a un ‘sí’ de perder tu dinero. Así comienza la llamada del diablo, una estafa telefónica que evolucionó con métodos cada vez más sofisticados.
Los delincuentes ya no improvisan, utilizan guiones diseñados para generar miedo o urgencia, impidiendo que pienses con claridad. La ingeniería social es su principal herramienta y su objetivo es obtener tus datos bancarios o que realices transferencias bajo presión.
La LLAMADA DEL DIABLO: ¿cómo operan los estafadores?
Existen tres modalidades recurrentes en este tipo de fraude. Reconocerlas es el primer paso para evitar caer en ellas.
- El Falso Pánico Bancario: Es la más común. Te llaman haciéndose pasar por tu banco para alertarte sobre un supuesto cargo o transferencia sospechosa. Para “cancelarla”, te solicitan los 16 dígitos de tu tarjeta, el CVV o tu NIP. Tu banco jamás te pedirá esta información por teléfono.
- El Paquete Fantasma: Con el crecimiento del comercio electrónico, esta estafa se ha vuelto frecuente. Recibes una llamada o mensaje de una supuesta empresa de paquetería informando que tu envío está retenido por impuestos o errores en la dirección; para liberarlo, te piden hacer un depósito en una tienda de conveniencia. Las empresas de logística no gestionan pagos por teléfono.
- El Premio Inesperado o el Familiar en Apuros: Te informan que ganaste un sorteo o que un familiar necesita ayuda urgente desde la frontera; ambas apelan a tu ambición o empatía para que actúes sin verificar. Nunca envíes dinero sin confirmar la identidad y situación real.
Herramientas para blindarte contra el spam telefónico
No es necesario vivir con el celular en silencio. Existen mecanismos para reducir significativamente estas llamadas.
- Inscribe tu número al REPEP: El Registro Público para Evitar Publicidad de la PROFECO impide que empresas te llamen con fines de marketing. Aunque no detiene a los delincuentes, reduce el volumen de llamadas legales, facilitando la detección de fraudes. Puedes registrarte llamando al 9628 0000 (CDMX) o al 800 962 8000 (resto del país), o a través de su sitio web.
- Activa los filtros de tu celular: Android y iOS cuentan con funciones para bloquear llamadas sospechosas. En Android, accede a la app de Teléfono, entra en Ajustes y activa “Ver ID de llamada y de spam” y “Filtrar llamadas de spam”. En iPhone, ve a Configuración > Teléfono > Silenciar desconocidos. Estas opciones reducen el riesgo de contacto directo.
- Usa apps de terceros: Aplicaciones como Truecaller o CallApp identifican llamadas en tiempo real y permiten bloquear números reportados como fraude. Su base de datos colaborativa es una herramienta eficaz contra el spam.
¿Qué hacer si recibes una llamada sospechosa?
Si a pesar de todo, una llamada fraudulenta logra contactarte, sigue este protocolo:
- Desconfía siempre: Ante cualquier solicitud de datos o dinero, tu primera reacción debe ser la sospecha.
- Evita decir ‘sí’: Algunas estafas graban tu voz para autorizar cargos. Usa frases como “¿Quién habla?” o “¿Qué necesita?” en lugar de respuestas afirmativas.
- No entregues información: Nunca compartas códigos de SMS, números de tarjeta ni contraseñas. Las instituciones serias no solicitan datos confidenciales por teléfono.
- Cuelga y verifica: Si dicen ser de tu banco, cuelga. Llama tú al número oficial que aparece en tu tarjeta o estado de cuenta para confirmar cualquier situación.
- Reporta y bloquea: Tras colgar, bloquea el número. Si fuiste víctima de un intento de fraude, repórtalo al 088, el número del Centro Nacional de Atención Ciudadana de la Guardia Nacional.

La llamada del diablo no es una leyenda urbana, es una amenaza que se aprovecha de la confianza y la desinformación. Conocer sus tácticas, activar filtros y mantener una actitud crítica ante llamadas inesperadas son medidas clave para proteger tu información. Ante la duda, la mejor defensa sigue siendo la más simple: colgar.


