El pasado domingo 28 de septiembre se confirmó que Bad Bunny será el encargado de protagonizar el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LX, que se celebrará en San Francisco en 2026. La decisión generó reacciones mixtas; mientras miles de fanáticos celebraron el anuncio, también surgieron críticas por su postura política en torno a los inmigrantes y su decisión previa de cancelar una gira en Estados Unidos en solidaridad con la comunidad latina.
Incluso, el propio artista reaccionó con un mensaje en el que reivindicó sus raíces y el peso de la representación cultural: “Esto es para mi gente, mi cultura y nuestra historia. Es para quienes vinieron antes que yo y recorrieron infinitas yardas para que yo pudiera llegar y anotar un touchdown”.

El enojo de la administración Trump: ‘es una vergüenza’
La respuesta más fuerte vino desde el círculo cercano al presidente Donald Trump. Corey Lewandowski, asesor de Seguridad Nacional, calificó como una “vergüenza” la elección del artista puertorriqueño. En declaraciones públicas, aseguró que el Super Bowl debería contar con música en inglés y no con alguien que, según sus palabras, “parece odiar tanto a Estados Unidos como para representarlos en el descanso del partido”.
Además, la administración Trump advirtió que, durante el evento, se desplegarán agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para reforzar controles migratorios entre los asistentes: “no hay ningún lugar donde se pueda brindar refugio a quienes se encuentran en este país ilegalmente. Ni el Super Bowl ni ningún otro lugar serán espacios seguros”, sentenció Lewandowski.

Cabe recordar que Bad Bunny es uno de los artistas más críticos de Trump y de sus políticas. En repetidas ocasiones denunció las acciones del ICE y el ambiente hostil que sufren los migrantes en Estados Unidos.
Este episodio también revivió los roces entre Trump y la NFL. En 2014, el magnate intentó adquirir a los Buffalo Bills por 1,000 millones de dólares, pero su propuesta fue rechazada debido a dudas sobre su historial empresarial y su papel en la fallida demanda antimonopolio de la USFL contra la NFL en los años 80; desde entonces, la relación entre Trump y la liga ha sido tensa.
La designación de Bad Bunny como artista principal del halftime show del Super Bowl no solo generó entusiasmo entre sus seguidores, también desató una fuerte reacción del gobierno de Donald Trump.


