La noticia de la muerte de Roscoe, el bulldog inglés de Lewis Hamilton, conmocionó tanto al mundo del automovilismo como al de las redes sociales. El piloto británico confirmó que su inseparable compañero, quien había sido hospitalizado y entrado en coma tras sufrir complicaciones por una neumonía, no logró recuperarse.
El vínculo entre Hamilton y Roscoe trascendía el de una simple mascota: el perro se convirtió en una auténtica celebridad global, acompañando al heptacampeón en cada viaje, paddock y carrera. Con más de 820 mil seguidores en Instagram, campañas publicitarias y presencia en pasarelas y comerciales, Roscoe consolidó un modelo de negocio que lo situaba dentro de la industria del pet influencer marketing, una de las más dinámicas de los últimos años.
El fenómeno Roscoe como pet influencer: ganaba hasta 700 dólares al día
Roscoe, que alcanzó los 12 años y medio de edad, fue representado por una agencia de modelos caninos. De acuerdo con estimaciones, sus ingresos rondaban los 700 dólares por día de sesión fotográfica, a lo que se sumaban regalías de campañas de moda y publicidad.
Este posicionamiento le permitió compartir espacio con marcas de lujo y tecnología, reforzando no solo su propia popularidad, también la de Hamilton como un referente más humano y cercano. La imagen del piloto acompañado de Roscoe en áreas exclusivas de la Fórmula 1 le otorgaba un valor añadido a su figura pública, mostrando facetas de calidez y empatía que iban más allá de su rendimiento deportivo.
La muerte de Roscoe dejó un vacío en la vida de Hamilton y en la industria digital, que había capitalizado su imagen. El Petfluencer Marketing Report 2024 reveló que este sector alcanzó un valor global de 1,300 millones de dólares, con un crecimiento anual cercano al 15%. En ese contexto, Roscoe era un ejemplo de cómo la humanización de las mascotas se traduce en un negocio rentable y de alto impacto.
Marcas de prestigio como Porsche, Ralph Lauren o Dyson ya recurrieron a la inclusión de animales en sus campañas, alcanzando niveles de engagement que superan incluso los obtenidos por algunos atletas. Roscoe, con su personalidad entrañable y su constante presencia en el entorno del Gran Circo, se convirtió en uno de los ejemplos más visibles de este fenómeno.
Hamilton, que siempre mostró a Roscoe como parte fundamental de su vida, enfrenta ahora un momento de duelo personal que sus millones de seguidores comparten con él. Al mismo tiempo, la memoria del bulldog quedará ligada a un fenómeno que combina emociones, marketing y cultura digital.