La CDMX ha enfrentado en 2025 una de las temporadas de lluvias más intensas en décadas, con precipitaciones que han superado récords históricos y han provocado inundaciones severas en múltiples alcaldías.
Cambio climático con más humedad y más tormentas
El calentamiento global ha incrementado la capacidad de la atmósfera para retener humedad. Por cada grado Celsius que aumenta la temperatura, la atmósfera puede contener hasta un 7% más de vapor de agua, lo que se traduce en lluvias más intensas y frecuentes. Además, fenómenos como El Niño y el calentamiento de los océanos aportan energía adicional a los sistemas meteorológicos, intensificando las tormentas.
Urbanización descontrolada y pérdida de áreas verdes
La expansión urbana ha cubierto gran parte del suelo con concreto y asfalto, impidiendo la infiltración natural del agua. Esto convierte a la ciudad en una “plancha caliente” que intensifica las lluvias convectivas. La falta de vegetación y cuerpos de agua también contribuye a la formación de islas de calor, que agravan los aguaceros.
Hundimiento del suelo
La CDMX fue construida sobre antiguos lagos, lo que la hace vulnerable a la subsidencia. La sobreexplotación de los acuíferos ha provocado que el suelo se hunda hasta 40 cm por año en algunas zonas. Este hundimiento afecta la pendiente de los sistemas de drenaje, dificultando el desalojo del agua y generando socavones y rupturas en la infraestructura.
Infraestructura hidráulica obsoleta
El sistema de drenaje de la CDMX, uno de los más grandes del mundo, ya no está preparado para enfrentar lluvias tan intensas. Fue diseñado para condiciones climáticas distintas a las actuales, y su mantenimiento ha sido insuficiente. En agosto, por ejemplo, se retiraron más de 35 mil toneladas de basura de los sistemas de desagüe, evidenciando la falta de limpieza preventiva.
Vulnerabilidad social y desigualdad urbana
Las zonas más afectadas suelen ser aquellas con menor infraestructura y recursos, como Iztapalapa, Xochimilco y Tláhuac. Estas áreas enfrentan mayores dificultades para adaptarse y recuperarse de los efectos de las lluvias.