Cinco boxeadoras francesas no podrán participar en los Campeonatos Mundiales de Boxeo, que se inauguran el 5 de septiembre en Inglaterra, debido a que no cumplieron con el plazo para presentar los resultados de las nuevas pruebas de verificación de sexo impuestas por World Boxing.
Las deportistas afectadas son Romane Moulai, Wassila Lkhadiri, Melissa Bounoua, Sthélyne Grosy y Maëlys Richol, quienes quedaron marginadas de la competición pese a ser parte del equipo nacional.
La noticia generó indignación dentro de la Federación Francesa de Boxeo, que expresó “asombro” por la exclusión de sus atletas. El organismo insistió en que las pruebas de este tipo están prohibidas en Francia por leyes que protegen la privacidad de las mujeres y consideran este tipo de prácticas una vulneración de sus derechos fundamentales.
El origen de la controversia: la batalla legal que inició Imane Khelif
La medida se remonta a la polémica desatada durante los Juegos Olímpicos de París 2024, donde las boxeadoras Imane Khelif, de Argelia, y Lin Yu-ting, de Taiwán, obtuvieron medallas de oro en medio de campañas de descrédito que cuestionaron su elegibilidad.
En respuesta a esas críticas, World Boxing anunció el 30 de mayo que impondría controles obligatorios de sexo biológico para todas las competidoras. El nuevo reglamento exige que cada atleta se someta a una prueba PCR o a un análisis genético equivalente con el fin de determinar su sexo al nacer.
Cabe destacar que World Boxing es un organismo creado recientemente, reconocido provisionalmente por el Comité Olímpico Internacional en febrero, y que no participó en la organización del torneo olímpico en París.

El organismo internacional defendió su decisión y señaló que las federaciones nacionales eran responsables de cumplir con el procedimiento y de garantizar la entrega de resultados a tiempo. En un comunicado, World Boxing declaró:
“Es muy decepcionante para las boxeadoras que algunas federaciones nacionales no hayan podido completar este proceso a tiempo”.
Asimismo, el organismo subrayó que los vínculos directos entre federaciones y atletas hacen que las primeras estén en la mejor posición para coordinar las pruebas.
La Federación Francesa de Boxeo, por su parte, explicó que había recibido la indicación de que los resultados estarían listos “dentro de las 24 horas” y que podrían presentarse al momento del registro de las atletas; in embargo, el plazo impuesto por World Boxing no permitió esa flexibilidad, lo que derivó en la exclusión.

Reacciones en Francia tras la exclusión de las boxeadoras
La medida ha desatado fuertes críticas en el entorno del boxeo francés. La boxeadora Maëlys Richol compartió en redes sociales un mensaje de la excampeona olímpica Estelle Mossely, excandidata a la presidencia de la federación, en el que pedía la dimisión de los responsables por lo sucedido.
El caso también revive la discusión sobre el límite entre las exigencias de transparencia deportiva y el respeto a la intimidad y dignidad de las mujeres atletas, especialmente cuando existen legislaciones nacionales que prohíben estas prácticas.
El debate no se limitó a Francia. La argelina Imane Khelif, cuya situación originó gran parte de esta política, tampoco podrá competir en Liverpool después de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) rechazara concederle un fallo provisional en su apelación contra las pruebas obligatorias.
Esto confirmó que la nueva normativa de World Boxing está impactando a varias selecciones y atletas de élite, en un tema que trasciende lo deportivo y que podría derivar en conflictos legales y políticos entre federaciones nacionales, organismos internacionales y hasta gobiernos.

La exclusión de cinco boxeadoras francesas, a tan solo horas del inicio del Mundial, dejó en evidencia la falta de consenso global sobre cómo abordar estas situaciones y planteó interrogantes sobre la gobernanza del pugilismo a nivel internacional.
Con información de AP y L’Équipe



