A los 33 años, Erik Lamela sorprendió al anunciar su retiro del futbol profesional. El exvolante de la Selección Argentina, surgido de las divisiones inferiores de River Plate, decidió poner fin a una carrera de más de 15 años marcada por el talento, pero también por un sufrimiento físico constante. El anuncio lo hizo a través de un sentido mensaje en Instagram, donde reveló que desde hace cinco años tomaba pastillas antes de cada partido para poder competir.
Lamela, quien en julio de 2024 había fichado por el AEK Atenas bajo la dirección de Matías Almeyda, explicó que se sumará al cuerpo técnico del entrenador argentino en Sevilla, cerrando así su etapa como jugador.
Erik Lamela, con problemas de cadera desde 2013
El mediocampista disputó 484 partidos y anotó 84 goles en clubes como River, Roma, Tottenham, Sevilla y AEK Atenas; sin embargo, su rendimiento estuvo condicionado por lesiones crónicas en ambas caderas. Según relató, los problemas comenzaron hace 11 años y en 2017 fue operado de ambas articulaciones, siendo la izquierda la más comprometida.
“Fue un año difícil, tenía miedo de que fuera el final de mi carrera con apenas 25 años”, expresó.
Aunque las operaciones le permitieron prolongar su trayectoria, los médicos le advirtieron que la dolencia empeoraría con el tiempo. Y así fue: “Con mucho sacrificio, horas de fisioterapia, gimnasio, inyecciones y tratamientos, logré jugar más del doble de lo que me habían pronosticado”, confesó.
El dolor de Lamela: cinco años bajo medicación constante
El dato más impactante de su despedida fue la revelación de que desde hace cinco años necesitaba medicación para jugar.
“Empecé con la menor dosis y este último tiempo tomaba la máxima ya dos días antes de cada partido para poder estar”, relató.
Lamela explicó que este desgaste físico, sumado al dolor constante, convirtió el esfuerzo en una carga insostenible. “Hoy decido ponerle fin a todo esto, hoy se termina todo este esfuerzo”, escribió.
En su carta, Lamela agradeció a todos los clubes por los que pasó y destacó especialmente a River Plate, institución que lo formó como jugador y persona. También tuvo palabras para Matías Almeyda, quien le permitió entrenar de forma adaptada en Atenas, sin olvidar a su familia, por acompañarlo en los momentos más difíciles.
Recordó con cariño haber ganado el Premio Puskás en 2021 por un gol con Tottenham y los viajes, culturas y experiencias que el futbol le brindó; sin embargo, reconoció que también hubo momentos duros, como la Promoción 2011 con River, que derivó en el histórico descenso del club.
El exjugador expresó sentimientos encontrados: tristeza por dejar atrás la adrenalina de competir y alivio por liberarse de la presión física. “Hoy me quito esa mochila tan pesada que significa jugar cada partido sin importar las condiciones en las que esté”, aseguró.
Pese a sus problemas, Lamela se mostró orgulloso de haber terminado la temporada compitiendo y anotando goles importantes: “Tengo la tranquilidad de no haberme guardado nada”, concluyó.
Lamela se sumará al cuerpo técnico de Almeyda en Sevilla, donde buscará iniciar una nueva etapa como entrenador. Aunque su carrera como futbolista llegó a su fin, su vínculo con el césped continúa intacto.