Durante la séptima vuelta del Gran Premio de Hungría 2025, el piloto Isack Hadjar, integrante del equipo RB Visa, fue víctima de un incidente poco común y potencialmente peligroso; mientras competía en el circuito de Hungaroring, recibió un impacto de grava en la mano izquierda, desprendida por el monoplaza de Ollie Bearman (Haas), quien circulaba justo delante de él.
El momento fue captado por la transmisión y Hadjar lo reportó de inmediato por radio: “Amigo, tengo la mano jodida, me llevé toda la grava”, expresó visiblemente afectado.
Este tipo de situaciones, aunque no frecuentes, pueden representar un riesgo considerable para los pilotos, especialmente cuando la grava es proyectada a alta velocidad desde las salidas de pista o zonas de escape.
Condiciones meteorológicas: un factor adicional en la carrera
El Gran Premio se desarrolló bajo temperaturas moderadas, con un ambiente de aproximadamente 24 °C, lo que coincidía con la sensación térmica; a diferencia de jornadas anteriores, el cielo se mantuvo mayormente nublado, con una nubosidad del 89 %, lo que redujo la radiación solar directa sobre el asfalto.
Esto provocó que la pista estuviera muy por debajo de los 50 °C registrados en sesiones previas del fin de semana, modificando el comportamiento de los neumáticos y la estrategia de carrera.
Además, se registraron vientos constantes de 17 km/h, con ráfagas de hasta 25 km/h, lo que afectó particularmente a equipos como McLaren durante la clasificación del sábado. La humedad relativa del aire fue del 50 %, y aunque existía una probabilidad de lluvia del 2 %, esta no se materializó durante la competencia.
El golpe recibido por Hadjar no solo generó dolor inmediato, también pudo haber comprometido su capacidad de maniobra durante el resto de la carrera; aunque no se reportó una situación de riesgo para el piloto, el incidente pone en evidencia la vulnerabilidad de ciertas zonas del cuerpo; incluso, dentro de un habitáculo altamente protegido.
La mano, al estar en constante contacto con el volante y los controles del monoplaza, es una de las partes más expuestas, especialmente cuando se trata de impactos con objetos sólidos como grava o restos de pista.



