El terremoto que sacudió recientemente a la Fórmula 1 continúa generando réplicas. Tras la salida de Christian Horner del liderazgo de Red Bull, se multiplicaron las versiones que intentan explicar las razones detrás de esta decisión. Una de las más contundentes llegó de parte de Ralf Schumacher, quien acusó al dirigente británico de provocar su propio despido.
En declaraciones al portal alemán Formel1.de, el hermano del siete veces campeón mundial Michael Schumacher explicó cómo el exceso de poder de Horner, y su falta de responsabilidad, provocaron una fractura interna en el equipo más dominante de la última década.
“Tenía mucho más poder que nunca y se comportó de forma diferente. Y le salió el tiro por la culata”, afirmó el expiloto alemán, destacando que Horner dejó de actuar como jefe de equipo para asumir un rol más político y controlador dentro de los Toros.

Horner, de líder indiscutido a pieza incómoda en Red Bull
Christian Horner dirigió a Red Bull desde sus inicios en la Fórmula 1 en 2005 y llevó al equipo a conquistar ocho títulos de pilotos entre Sebastian Vettel y Max Verstappen, además de múltiples campeonatos de constructores. Sin embargo, su rol evolucionó hacia una figura centralista, que comenzó a generar tensiones en la estructura.
Para Schumacher, la muerte de Dietrich Mateschitz, fundador de Red Bull, marcó un punto de inflexión. Sin la figura del empresario austriaco como respaldo, las decisiones comenzaron a pasar por nuevos altos mandos: Oliver Mintzlaff, CEO de Proyectos Corporativos, y Chalerm Yoovidhya, co-propietario de la marca, quienes optaron por cortar la cabeza visible del equipo.
“Todo cambió con la muerte de Dietrich Mateschitz; Horner causó mucho ruido, la atención se centraba en él y no en el equipo. No pudo trabajar bien ni actuar con responsabilidad”.

Verstappen y la pérdida del foco deportivo
La tensión dentro del equipo también se reflejó en pista. Red Bull, que dominó con autoridad temporadas anteriores, comenzó a mostrar fisuras. Max Verstappen, campeón vigente, lanzó declaraciones que insinuaban impaciencia y frustración. El neerlandés mostró distancia con su jefe de equipo y, a su manera, cuestionó la dirección que tomaba el proyecto.
El rendimiento del equipo decayó, y Horner quedó aislado, sin el respaldo pleno de sus pilotos ni de los líderes corporativos. La atmósfera ya no favorecía al exjefe de equipo, y las luchas internas, con personajes como Helmut Marko, terminaron por desgastarlo.
El momento actual de Red Bull en Fórmula 1 es el más delicado desde su fundación. La salida de Horner, lejos de resolver los conflictos, abre nuevos interrogantes sobre el liderazgo, la continuidad de Verstappen y la fortaleza del equipo en lo deportivo.
Schumacher, firme en su análisis, sostiene que la figura de Horner acumuló un poder excesivo y, al no traducirse en resultados, terminó siendo insostenible. La lectura política, en este caso, prevaleció sobre los logros deportivos.




