El Barcelona se encuentra en una carrera contra el tiempo. La necesidad de estrenar los palcos VIP, del nuevo Spotify Camp Nou durante el Trofeo Joan Gamper, previsto para el 10 de agosto, se convirtió en una prioridad absoluta para la directiva culé. La razón es financiera y no admite prórroga: LaLiga invalidó un ingreso de 100 millones de euros, estimado por el club, al considerar que estos asientos premium no estaban activos ni en uso real.
La situación es crítica; si el Barça no logra jugar el Gamper en su estadio, aunque sea con un aforo reducido, perdería la posibilidad de demostrar la operatividad de los 475 palcos VIP vendidos a Fortia Advisor Limited (30 millones de euros) y New Era Visionary Group (70 millones de euros). El golpe económico impediría al club entrar en la regla 1:1 del Fair Play financiero, lo que restringiría severamente su margen de maniobra en el mercado de fichajes.
LaLiga frenó la operación por no ser ‘ingresos reales’
El problema se remonta a abril, cuando LaLiga, junto a la auditora Crowe Global, revisó la operación comercial de los palcos VIP, determinando que no podían ser considerados como ingresos válidos para los culés; la razón fue contundente: los asientos no estaban terminados ni habían sido utilizados, por lo que no podían computarse como activos operativos.
“No eran un ingreso real sino una entelequia”, explicaron desde los organismos auditores. Esta decisión dejó al club en una posición delicada, necesitando revertir el veto mostrando que los palcos ya están listos para su uso.

Sin licencia municipal, el Camp Nou no puede abrir
El principal obstáculo ahora es la obtención de la licencia de primera ocupación, un requisito imprescindible para que el Camp Nou reciba público. El Ayuntamiento de Barcelona fue claro: sin que finalicen las obras de la primera y segunda gradería, no habrá permiso para jugar el Joan Gamper allí.
“Para que eso sea posible hace falta una licencia de primera ocupación, que requiere que se hayan acabado las obras”, afirmó Laia Bonet, primera teniente de alcalde.
El propio alcalde, Jaume Collboni, también fue tajante: “Nos han de pedir la licencia de apertura y luego el Ayuntamiento hará la inspección”. Hasta ahora, dicha solicitud no ha sido recibida oficialmente.
Dado que el estadio aún no está totalmente listo, el club apuesta por conseguir un permiso provisional, con un aforo muy limitado, para celebrar el partido del Trofeo Joan Gamper y así mostrar físicamente los palcos en funcionamiento.
Inicialmente se hablaba de un aforo de 60 mil personas, que ahora parece inviable; incluso, un acceso simbólico de 25 mil asistentes se vislumbra complejo; sin embargo, lo esencial para el Barça no es llenar el estadio, sino demostrar a LaLiga que los palcos VIP son reales y funcionales.
La vicepresidenta institucional del Barcelona, Elena Fort, confirmó que antes del 10 de agosto se realizarán pruebas de carga sin público, con participación de personal técnico y funcionarios del Ayuntamiento. Este simulacro será determinante para que las autoridades evalúen la viabilidad del evento.
Si por motivos técnicos o burocráticos el Trofeo Gamper no puede disputarse en el Camp Nou, y se traslada al Estadi Johan Cruyff, el Barcelona perdería la oportunidad (antes de septiembre) para validar la operación; en ese caso, no podría utilizar esos 100 millones para inscribir fichajes y su planificación deportiva se vería comprometida, como ya le pasó con Nico Williams, quien buscó certezas para ser inscrito sin contratiempos como culé (de acuerdo a versiones de prensa).
Al final, renovó con Athletic y el cuadro blaugrana se quedó sin una de las joyas actuales del balompié español.




