Milán falló en su última oportunidad para no irse con las manos vacías en la actual temporada, con Santi Gimenez otra vez de suplente.
Con el delantero mexicano, Milán cayó 1-0 ante Bologna en la Final de la Coppa Italia, en un partido donde el conjunto de Vincenzo Italiano se mostró muy superior al gigante italiano, que nuevamente se vio falto de intensidad a la hora de atacar.
Pese a que había sido vital para que la escuadra de Sergio Conceição rescatara puntos en sus últimos dos partidos, el estratega portugués volvió a colocar al mexicano de inicio en la banca y lo hizo ingresar al 62’, ya con desventaja en el marcador.
Pese a que Gimenez entró con intensidad al encuentro, no tuvo opciones para generar peligro, con su equipo tirando pelotazos y dividiendo el balón en cada posibilidad para reducirse sus chances de ganar ante un rival muy serio y que cometió pocos errores.
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Una doble parada del meta polaco Skorupski mantuvo vivo al Bologna en la primera mitad. Salvó los muebles con una reacción ante el cabezazo involuntario de su defensa a propia puerta.
Inmediatamente, volvió a aparecer con una parada a bocajarro al disparo de Jovic, que no tuvo tiempo de dirigir el disparo a un lado, lo que facilitó la intervención del guardameta.
Y nada más comenzar la segunda mitad, la clarividencia de Dan Ndoye en el área rossonera en el minuto 53, inteligente perseguidor de una carambola que le cayó en un pie pero que se negó disparar de primeras, sentenció el duelo.
Recogió el rebote, amagó, fintó y definió pegado al palo izquierdo de la meta de Maignan. El gol de toda una ciudad, celebrado por todo lo alto por los 30 mil tifosi boloñeses desplazados para una ocasión única que acabó con un final feliz.