Todo el mundo intentó innovar en el Gran Premio de Canadá, una carrera marcada por la lluvia y los múltiples accidentes en la parte baja de la formación; casi todo salió mal, como fue el caso de Charles Leclerc, que puso gomas duras cuando todos los demás iban con intermedios, por una pequeña nube que iba a dejar una fina lluvia durante unos minutos.
El monegasco volvió a los intermedios, pero ya era demasiado tarde: Había sido doblado por Max Verstappen; además, un pequeño fallo en el motor le obligó a abandonar una carrera tras haber reinado en Mónaco, consiguiendo la gran victoria de su carrera.
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“El viernes fue muy bueno; en seco nos faltó muchísimo desempeño. No pudimos progresar y tuvimos que abandonar; con el problema de motor perdíamos en todas las rectas, entre segundo y segundo y medio”, el análisis posterior de Charles.
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Pero a Carlos Sainz no es que le fueran mejor las cosas. Con la pista mojada, trompeó a falta de diecisiete recorridos completos y acompañó a Leclerc en el paddock, donde se amontonaron los pilotos para ver la reanudación de la carrera, a falta de once vueltas para el final.
Además, un accidente del tailandés Alexander Albon (Williams) motivó la salida de un nuevo coche de seguridad y, desde el paddock, los dos pilotos de Ferrari, los de Williams y Sergio ‘Checo’ Pérez, con el alerón trasero destrozado, vieron un final de carrera en el que Max Verstappen retornó a la victoria, tras el sabor amargo de la sexta plaza en Mónaco.
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