De Randy Arozarena a Shohei Ohtani: los momentos que marcaron el Clásico Mundial de Beisbol

El V Clásico Mundial de Beisbol, que consolidó este martes a Japón como el más ganador de su historia con tres títulos, dejó grandes registros, curiosas anécdotas, tristes momentos, la primera evasión y la promesa de que la cita de veinte países volverá en 2023.

OHTANI, EL FINAL DEL CUENTO DE HADAS

Japón conquistó su tercer campeonato mundial y lo hizo nada menos que en un final digno de Hollywood ante Estados Unidos, novena a la que venció 3-2 en el Marlins Park de Miami, en un partido lleno de drama hasta el out 27.

Y como no podía ser de otra forma, en la parte baja de la novena entrada apareció Shohei Ohtani, el considerado mejor beisbolista del mundo, quien había impresionado con su habilitad bateando, para agenciarse el salvamento con un guión impensado.

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Primero concedió una base por bolas al emergente Jeff McNeill, para luego forzar la doble matanza con un rodado de Mookie Betts. Con dos outs, se paró en el plato Mike Trout, compañero de Ohtani en Los Angeles Angels, franquicia de la Major League Baseball (MLB).

Ante el prodigio estadounidense, en su casa, Ohtani mostró su calidad como lanzador al llevar la cuenta a tres bolas y dos strikes, y con un título del mundo en juego, le pasó el tercer strike con un slider que quedará marcado para siempre en la memoria de los fanáticos y que lo encumbró como el Jugador Más Valioso del torneo.

TURNER, UN NOVENO BATE DE 300 MILLONES DE DÓLARES

“Me sigo preguntando cada vez que conecta un jonrón ¿quién es el tonto que lo tiene de noveno bat?”. El debate lo alimentó con fina ironía el mánager de Estados Unidos, Mark DeRosa, y el jugador al que alude es nada menos que el parador en corto Trea Turner.

Nacido hace 29 años en Boynton Beach (Florida), muy cerca de donde estadounidenses y japoneses jugaron la final del V Clásico Mundial, Turner fue el objeto de deseo por el que los Philadelphia Phillies prometieron 300 millones de dólares el año pasado en un contrato por once temporadas.

Pero DeRosa decidió que en el equipo de las Barras y las Estrellas Turner será su noveno bate, y con esa asignación se convirtió en un auténtico ‘mata píchers’.

El 11 de marzo llegó a la caja de bateo en el octavo ‘innig’ con las bases llenas y su equipo abajo en el marcador ante una selección de Venezuela que comenzaba a celebrar el pase invicto a las semifinales.

“Fue el más grande hit que he pegado en mi carrera”, declaró después de sellar la victoria de remontada por 9-7.

Un día después conectó dos jonrones que redondearon el triunfo aplastante del Team USA por 14-2 sobre Cuba y el pase a la final del torneo que ya ganó en 2017.

Este martes, cuando transcurría la parte alta de la segunda entrada de la final, Turner volvió a sacar la bola del parque y estableció la ventaja mínima sobre Japón.

“ESTO RECIÉN COMIENZA”, ANUNCIA EL NUEVO ÍDOLO MEXICANO

Nacido hace 28 años en Cuba, pero nacionalizado hace dos en México, el jardinero izquierdo de Tampa Bay Rays, Randy Arozarena, se convirtió en una suerte de símbolo y amuleto de la más importante campaña del Tri en el torneo.

Además de su calidad técnica, el de Pinar del Río patentó durante los seis juegos de la campaña mexicana singulares formas de festejar el resultado de sus batazos, o las acrobáticas atrapadas de la bola para frustrar a sus rivales.

El número 56 desató una auténtica ‘Arozamanía’ al ceñirse un típico sobrero de charro nada más llegar al ‘dogout’ o calzarse las ‘botas de poder’, a las que ha atribuyó poderes de buena suerte.

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Pero el más celebrado e imitado gesto tiene que ver con la postura rígida con brazos cruzados y mirada de desdén que ofrece durante segundos para celebrar sus batazos productores.

El misterio de su actitud lo desveló con humor hace tres días: “para quedar mejor en la foto”.

La eliminación ante Japón en el juego de semifinales fue evaluada con optimismo hacia el futuro por Arozarena.

“Mi sueño no se acaba acá, esto recién comienza y volveremos más fuertes”, escribió.

UN CLÁSICO TRISTE PARA EL BORICUA DÍAZ Y EL VENEZOLANO ALTUVE

El Clásico Mundial que redondeó 17 años de historia resultó costo y doloroso para el venezolano José Altuve y el puertorriqueño Edwin Díaz.

El 18 de marzo, en pleno juego de cuartos de final, que puso fin a una brillante campaña de la Vinotinto frente a las selección de Estados Unidos, ‘Astroboy’ Altuve debió abandonar el campo del LoanDepot Park tras sufrir un pelotazo en la mano derecha.

El segunda base de los Astros de Houston fue sometido a una radiografía que confirmó fractura en el pulgar, que le obligará a pasar por el quirófano y a continuación se calcula que debe permanecer en el dique seco entre ocho y diez semanas.

Peor suerte tuvo el lanzador Edwin Díaz el 13 de marzo.

El cerrador de los Mets de Nueva York se rompió el tendón rotuliano de la rodilla derecha. Lo insólito fue que ocurrió cuando celebraba con sus compañeros de la selección de Puerto Rico el pase a los cuartos de final con una victoria sobre República Dominicana por 5-2.

Díaz debió abandonar el campo en una silla de ruedas y por la gravedad de la lesión se perderá la temporada 2023 de Grandes Ligas, que comienza el 30 de marzo.

PRIETO, PRIMER DESERTOR CUBANO EN LA HISTORIA DE LOS CLÁSICOS

El receptor suplente Iván Prieto González se las ingenió para no tomar el avión que llevó el lunes al Team Asere desde Miami a La Habana, poco después de ser eliminados en semifinales por Estados Unidos.

Nacido en Holguín hace 27 años, el exjugador de Alazanes al de Granma al parecer se evadió del hotel de concentración del equipo, aunque otras versiones periodísticas dicen que llegó con la delegación al aeropuerto, pero no tomó el vuelo que partió el lunes a las 6.30 horas y arribó tres horas después a la isla.

La selección de Cuba contó por primera vez en la historia del Clásico Mundial con jugadores de las Grandes Ligas, pero Prieto amplió la lista de desertores y se convirtió en el primero de la competición.

EL CLÁSICO MUNDIAL VOLVERÁ EN 2026

El comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, anunció este martes que la sexta edición del Clásico Mundial de Beisbol (WBC) se jugará dentro de tres años, aunque las asignaturas pendientes tienen que ver con las fechas y las sedes de los juegos.

Según Manfred, lo único decidido es que no será después de postemporada de la MLB, “ya que los jugadores estarían muy cargados”.

Admitió que se ha evaluado la opción de programar el torneo de tres semanas a mitad de campaña de la Grandes Ligas, aunque admitió que “tampoco” es la opción “ideal y perfecta”.

Con información de EFE.