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‘Bebote’, el apodo del que Santiago Giménez no reniega, como sí de ‘Chaquito’

El delantero dijo que hoy más que nunca olvidó a quienes le reclamaban jugar futbol solamente por la ayuda de su padre, Christian “Chaco” Giménez.

No le digan “Chaquito”, pero sí “Bebote”. El flamante nuevo fichaje europeo del futbol mexicano, Santiago Giménez, explicó desde la tranquilidad de su hogar pero con la prisa por la maleta para viajar a Holanda, las razones que le llevan a deslindarse del primero de estos apodos, pero no del segundo.

Primer hijo del matrimonio de Christian “Chaco” Giménez y su esposa Bernarda, Santiago recordó que de niño siempre pareció un bebe gigante y que así le llamaban de cariño en su casa.

“Bebote siempre me han dicho internamente aquí en la familia desde que era chico porque literalmente estaba grande, aunque estaba grandote y todo, era un bebote, era un bebé, entonces me decían bebote”, relató en entrevista con Fox Sports Radio.

‘Me costó que me dijeran que estaba aquí por mi papá'

Giménez viajará a Holanda este miércoles para realizar pruebas físicas y médicas con el Feyenoord, el último paso para firmar su contrato por cuatro años, el cual estipula que el club de la Eredivisie pagará 4 millones de euros por el 50% de sus derechos federativos, pues el resto los mantendrá Cruz Azul, el club que lo acogió desde niño, pues formó parte de su Sub 15, cuando seguía siendo un “bebote”.

“Por eso fue el apodo de Bebote y la verdad no me molesta nada, pues viene de familia; ahora sí que tampoco es que quiero decirles ‘díganme así’, sino que cada quien tenga la libertad de decirme como quiera, a mí no me molesta de ninguna manera”, agregó.

Sin embargo, aclaró que no llevaría ese nombre en la camiseta, para la que eligió el número 29, pues quiere presumir el “Giménez”, como lo hizo su padre. Si bien siempre se ha mostrado orgulloso del Chaco, Santiago recordó que este fichaje sirve para quienes todavía creían que jugaba futbol por nepotismo.

“De los 13 a los 16, 17 años, me costó mucho el que la gente me dijera que estaba ahí por mi papá, todo ese peso que traía encima de que fue un gran jugador, la verdad, pero más adelante fui agarrando madurez, obviamente mi papá también me ayudó, mi familia”, explicó.

“Yo tuve un antes y un después en mi carrera, en una enfermedad y como que eso me hizo ver las cosas de distinta manera y hoy tengo claro que somos personas totalmente diferentes, aunque tengamos la misma sangre, el mismo apellido”.

El delantero sufrió una trombosis cuando tenía 17 años de edad, por la que llegó a pensar que estaba en riesgo su carrera. Una sensación totalmente distinta a la que hoy disfruta, con su fichaje europeo en puerta, a los 21 de edad.

“Voy a hacer mi historia y ya no tengo en mente a esos que dicen que estoy aquí por mi papá”, afirmó.